En un contexto empresarial cada vez más complejo, marcado por la volatilidad geopolítica, la sobrecarga de información y la transformación digital, los CEO se enfrentan al reto de liderar con agilidad y visión. Frente a esta realidad, la inteligencia artificial emerge no solo como herramienta de análisis, sino como una verdadera mentora del liderazgo corporativo.
El Instituto de Tecnología Centrada en el Ser Humano (Human-Tech) de la Universitat Politècnica de València (UPV) lleva años desarrollando soluciones punteras que aplican la Inteligencia Artificial (IA) al entrenamiento de competencias directivas. Su propuesta: convertir a la IA en mentora del CEO. Y hacerlo mediante entornos virtuales donde los líderes pueden simular situaciones de alta presión, experimentar con distintas estrategias de comunicación y liderazgo y recibir respuestas medidas y procesadas en tiempo real por algoritmos adaptativos.
“La IA se postula como la palanca capaz de convertir el océano de datos en inteligencia procesable y, sobre todo, en un mentor personalizado que fortalezca tanto las competencias técnicas como las humanas del líder moderno. En esta nueva etapa, entrenar al ejecutivo deja de ser un evento aislado para convertirse en un proceso continuo, inteligente y acompañado por sistemas algorítmicos que aprenden de cada interacción”, explica el director de Human Tech, Mariano Alcañiz.
Un gimnasio virtual para la inteligencia emocional
Los programas desarrollados por Human-Tech permiten evaluar y mejorar competencias como la empatía, la regulación emocional, la tolerancia a la incertidumbre o la toma de decisiones en contextos adversos. Estas habilidades, tradicionalmente llamadas “blandas”, son hoy esenciales para liderar equipos, gestionar crisis reputacionales y presentar proyectos complejos ante órganos de gobierno exigentes.
“En la era de la IA, liderar no consiste solo en dominar hojas de cálculo y algoritmos; exige equilibrar las llamadas hard skills —conocimientos técnicos medibles— con un repertorio de soft skills, las competencias socioemocionales que convierten los datos en acción colectiva. Bajo este paraguas se agrupan la inteligencia emocional, la comunicación persuasiva, la escucha activa, la resiliencia, el pensamiento crítico, la creatividad colaborativa, la ética en la toma de decisiones y la capacidad de inspirar. Estas destrezas cohesionan equipos, impulsan la innovación y generan confianza dentro y fuera de la organización”, señala Mariano Alcañiz.
Gracias al uso de sensores biométricos, los sistemas miden en tiempo real la frecuencia cardíaca, la dilatación pupilar, los patrones de voz y la respuesta galvánica de la piel. Los algoritmos interpretan estas señales para ajustar la dificultad del escenario y generar informes que permiten al supervisor humano centrar la retroalimentación en los momentos más críticos del ejercicio.
El aprendizaje se acelera cuando la neurociencia organizacional —disciplina que estudia la actividad cerebral y fisiológica en contextos laborales— demuestra que las experiencias dotadas de realismo emocional consolidan los circuitos neuronales responsables de la toma de decisiones éticas y de la regulación afectiva. El aprendizaje inmersivo combina esa evidencia con la potencia de la IA para ofrecer al CEO un gimnasio virtual en el que ensayar situaciones que resultarían demasiado costosas o arriesgadas en la realidad.
Además, los avatares conversacionales integrados en los programas —alimentados por modelos de lenguaje avanzados— permiten interacciones genuinas y exigentes, registran la evolución del participante y plantean nuevos dilemas en cada sesión. “No son simples bots: son sparrings emocionales que detectan matices culturales, expresan emociones y desafían al líder desde lo humano”, afirma Alcañiz.
Evidencia científica y retorno tangible
Lejos de ser una promesa futurista, la eficacia de estos entrenamientos está avalada por estudios científicos y datos reales. Según varios meta-análisis, los directivos que participan en programas de realidad virtual con feedback basado en IA retienen hasta un 40% más de los contenidos críticos que quienes reciben formación tradicional. Human-Tech ha replicado estos resultados en más de 500 directivos de empresas españolas y europeas.
Un mes después de la intervención, los participantes muestran mejoras significativas en regulación emocional y toma de perspectiva, medidas con escalas psicológicas y con biomarcadores de estrés. Además, las primeras pruebas piloto han generado resultados financieros concretos: una reducción del 12 % en costes de rotación, mejoras en el ambiente laboral y aceleración de procesos de innovación interna.
“Cuando mostramos estos datos al consejo de administración, la formación deja de verse como un gasto y se convierte en una inversión estratégica. El aprendizaje personalizado, inmersivo y basado en datos ya no es una opción, es una ventaja competitiva”, asegura Alcañiz.
Una estrategia ética para competir en Europa
Junto al avance tecnológico, desde Human -Tech insisten en la necesidad de establecer una base ética sólida. El uso de datos biométricos debe estar guiado por principios de privacidad, consentimiento informado y transparencia. La seudonimización – proteger la privacidad de los datos personales empleando un seudónimo o código único -, el almacenamiento cifrado y la auditoría de algoritmos son elementos clave para garantizar la equidad y la seguridad del proceso.
“El cumplimiento ético no es un obstáculo, es un acelerador. Las empresas que integran la ética desde el diseño escalan más rápido, se protegen mejor ante posibles crisis y refuerzan su reputación frente a clientes, empleados e inversores”, subraya el director de Human – Tech.
La regulación europea, con el Reglamento de IA ya en su fase final, proporciona el marco para que esta transición sea robusta y segura. España, subraya Alcañiz, “tiene la oportunidad de liderar este cambio si apuesta por una combinación de innovación tecnológica, formación transformadora y valores humanistas”.
El futuro ya está en marcha
Empresas como Amazon y BMW y el Gobierno de Singapur ya utilizan modelos similares para entrenar a sus líderes. Pero, como señala Alcañiz, “no se trata solo de imitar, sino de adaptar y liderar”. “Tenemos talento, capacidad científica y visión empresarial. Lo que necesitamos ahora es decisión”, recalca.
Porque el liderazgo del futuro no se improvisa, sino que se entrena. Con inteligencia artificial, con ética y con la mirada puesta en el largo plazo.
La inteligencia artificial revoluciona el liderazgo: hacia una nueva generación de CEO entrenados con tecnologías inmersivas
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